Creo que estaremos de acuerdo si decimos que todos queremos tener colaboradores motivados. ¡Es lógico! A todos nos gusta trabajar en un entorno que estimule la creatividad y fomente la libertad de plantear nuestras ideas y hacernos avanzar. Ese es el escenario ideal.

Ahora, hay que hacerlo realidad y eso implica dar un paso importante. No basta con decirle a la gente: tú puedes. Hay que articular mecanismos y canales para desarrollar propuestas accionables. Es el momento de escuchar a tus colaboradores, el buzón de sugerencias 2.0 e incluso crear espacios de contacto en los se puedan plantear todas estas iniciativas.

Pero antes, hay que crear el ambiente propicio.

Fomenta la creatividad

A las personas nos cuesta compartir nuestras ideas, tememos ser juzgados, nos da miedo que piensen que estamos siendo proactivos solo para ganar puntos con los jefes… es de humanos. Así que lo primero, es generar un ambiente en el que la gente sienta que puede expresarse con libertad y que fomente la creatividad.

¿Se puede lograr que la gente sea más creativa? Por supuesto. Partamos de la base de que todos somos creativos, algunos han hecho de ello su trabajo y el resto en mayor o menor medida aplicamos la creatividad en nuestro día a día. Es un músculo, solo hay que ejercitarlo.

Brainstorming, procesos de Desing Thinking, dinámicas de grupo, talleres con especialistas, entre otros. Todas estas, son buenas formas de fomentar la creatividad. Úsalas de forma sistemática, convierte el proceso creativo en un hábito y pronto tendrás un montón de ideas con las que podrás trabajar mejor.

Y un último consejo, las ideas no siempre vienen solas, inspírate y motívate. Crea briefings sobre temas especialmente interesantes para tu negocio y plantéalas como un reto a tus colaboradores.

Escucha con atención

Por supuesto no basta con crear mecanismos para que la gente sea creativa y haga propuestas. También hay que generar un espacio en el que esas ideas sean puestas en común y debatidas, porque en ese proceso las ideas se enriquecen.

¿Y ese espacio es físico? No necesariamente. Lo normal es que el espacio en el que presentar y discutir las ideas sea virtual, un muro en el que la gente vaya colgando sus propuestas y en el que el resto de compañeros puedan opinar. Eso es lo básico, pero si quieres conseguir los mejores resultados, lo ideal es que los empleados tengan la posibilidad de defender en persona sus ideas, en un desayuno de trabajo o un pequeño evento en el que se sientan escuchados.

Porque esa es la clave. Tienen que sentirse escuchados. Necesitan saber que nos aportan y que sus ideas se tienen en cuenta. Y eso nos lleva al último punto.

Reconoce el talento y da un buen feedback

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Ya tienes ideas y ya has generado un espacio donde exponerlas. Ahora solo te falta poner en valor a las personas que han tenido esas ideas. Y, ¿qué pasa si la idea no es buena? Ese es el momento de dar un buen feedback. Ten en cuenta que ninguna idea es mala, siempre hay algo que rescatar.

¿Y cómo se da un buen feedback? Hay una técnica que me parece muy útil, es el feedback sándwich y la idea es muy sencilla. Empezamos con algo bueno, después incidimos en lo mejorable, lo que no encaja y acabamos resaltando algo positivo. Por ejemplo: lo primero de todo gracias por tu idea, lo cierto es que ahora mismo no contamos con los recursos, no disponemos del tiempo, tenemos que centrarnos en alcanzar “x” objetivo. De todos modos, lo tendremos en cuenta de cara a nuevos proyectos / retos y confío en que vas a seguir aportando nuevas ideas. Me encanta tu actitud / Agradezco tu actitud.

Con las buenas ideas es donde deberías crear un mecanismo de reconocimiento, un programa de puntos y premios, plantear la posibilidad que esas ideas se lleven realmente a cabo… Busca la fórmula que mejor te encaje.

En resumen, si quieres colaboradores motivados, empieza a motivarlos tú.

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